Puede que la sensación de llevarme un rebozado crujiente a la boca sea uno de los mayores placeres gastronómicos que me encanta disfrutar. Por detrás, quizás esté mojar un trocito de bizcocho de chocolate esponjoso en leche o comerme una tortilla de camarones. Pero un buen rebozado se me hace irresistible. Tanto que… son las 13:30 horas mientras escribo estas líneas y mi estómago empieza a tentarme. Es más, creo que si escucho con atención puedo escucharle decir “Cru, cru, cru… Pechugas cru, cru, crujientes”.
Muchas veces hemos compartido riquísimas recetas de rebozados. Pero hoy vamos a indagar un poquito más en esta técnica. ¿Seremos capaces de conseguir el rebozado perfecto? ¿Seremos capaces de conseguir el rey de los rebozados? ¿Seremos capaces de terminar de escribir este post sin prepararnos unas gambas a la gabardina?
Si buscamos el significado de ‘rebozado’ en el diccionario de la Real Academia leeremos que se define como un alimento cubierto especialmente para freírlo. ¿Y están en lo cierto? Pues sí pero no. Porque bañar un alimento es tan sólo un primer paso para conseguir unas croquetas, tempura de verdura o buñuelos de bacalao.
¿Cómo debe estar el aceite?
Si alguna vez has intentado hacer un rebozado pero al freírlo se te ha quedado más descompuesto que un cuadro de Picasso, seguramente sea porque el aceite no estaba lo suficientemente caliente. Para conseguir un rebozado crujiente, el aceite debe estar muy caliente. Entre 180º C y 190º C está bien. Pero mucho cuidado, porque si está demasiado caliente puedes quemar el rebozado y dejar crudo el interior. Además, hay quien recomienda utilizar aceite de girasol ya que el de oliva enmascara los sabores al ser más fuerte. ¿Tú qué opinas?
Si quieres disfrutar de un rebozado crujiente y delicioso, te recomendamos freír los alimentos rebozados en pequeños grupos. Así el aceite no perderá temperatura y no te llevarás sorpresas. Con la temperatura baja, el rebozado no se quedará crujiente y, además, presentará un resultado demasiado aceitoso. ¡Haz pruebas porque conseguirás perfeccionar la técnica! Al final, la mano del cocinero es el mejor ingrediente para una cocina espectacular.
¿Qué cantidades pongo?
Esto depende del tipo de rebozado que quieras tener. Pero, por ejemplo…
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Te aconsejamos que busques contrastes. Al pescado le va genial un rebozado muy crujiente mientras a la carne le puedes dar un toque de rebozado suave, como a esas pechugas cru, cru, crujientes… ¡ya está mi estómago cantando de nuevo!
¡Un consejo de regalo! Si le pones un poquito de ajo, perejil o hierbas al gusto al rebozado… tendrás un resultado más sabroso y original. Bueno, ¿vamos a la cocina ya?