Comenzaremos nuestro viaje gastronómico en Brujas (Bélgica), una ciudad encantadora situada a solo 90 km de Bruselas, la capital del país. Allí encontramos uno de esos museos que le gusta a todo tipo de públicos. ¿Acaso hay una comida más amada a lo largo y ancho del mundo que las patatas fritas? En el Frietmuseum (literalmente, Museo de la Patata Frita) podrás aprender toda la fascinante historia de la patata (¡no es broma, sus inicios en Europa son realmente interesantes!), así como descubrir las diferentes formas de preparar las famosas patatas fritas belgas y las deliciosas salsas que las acompañan. Y si eres una de esas pocas personas a las que no les gustan las patatas fritas, puedes pasar tu tiempo admirando el edificio que acoge el museo, el Saaihalle, uno de los más bonitos de Brujas.
Ahora que ya tienes la boca hecha agua, es el momento de cruzar el charco y llegar hasta Filadelfia (EE.UU.), la cuna de las pizzas que tanto nos gustan (aunque también tengamos pasión por las italianas). Allí visitaremos el Pizza Brain que, además de ser una pizzería (algo que siempre se agradece), es el lugar de peregrinación de los más frikis de las pizzas, gracias a la enorme colección de objetos que reúne. En este particular museo de la pizza puedes encontrar películas, recreativos, juguetes, cómics, cortadores… y un muro cubierto con más de 150 fundas de vinilos relacionadas con la pizza. ¡No nos extraña que semejante colección de cachivaches aparezca en el Libro Guinness de los Records!
Regresamos a Europa, concretamente hasta Ámsterdam (Países Bajos) para visitar un museo relacionado con otro de los alimentos que siempre están presentes en la gastronomía: el queso. A solo 5 minutos caminando desde la casa de Ana Frank tenemos el Museo de Quesos, donde podremos hacer un recorrido por los más de 600 años de tradición del queso holandés. Seguro que te suenan nombres como Gouda, Edam, Leerdammer, Leyden, Maaslander o Maasdam. ¿Sabes que toman su nombre de diferentes ciudades de los Países Bajos?
Y para terminar nuestro viaje gastronómico con motivo del Día Internacional de los Museos, regresamos a España, concretamente Barcelona, para terminar con nuestro dulce favorito: el chocolate. El Museu de la Xocolata entretiene a sus visitantes con un paseo a través de la historia de este popular alimento que en sus inicios empezó a consumirse en forma de bebida picante, y ahora nos endulza en forma de bombón. Los visitantes del museo también podrán descubrir sus propiedades nutricionales, afrodisíacas y medicinales, que bien le han valido la consideración de alimento místico.
Seguro que después de este recorrido gastronómico te has quedado con ganas de descubrir otros museos gastronómicos. ¿A qué ciudad viajarás el próximo Día Internacional de los Museos?